El 6 de Agosto del 2013, se publicó en la Personality and Social Psychology Review un Meta-análisis de estudios que concluye que existe una relación negativa entre inteligencia y religión. Es decir, mientras más inteligente es una persona, menos religiosa es, y viceversa. Si bien el estudio no establece una causa-efecto, es bueno señalar que, si el Estado da prioridad a la religión en la educación básica, en vez del razonamiento, el pensamiento crítico y la ciencia, estará impulsando para que la balanza entre inteligencia y religión se incline hacia este último. Esto es algo que aparentemente ya está pasando en nuestro país, y ha venido pasando desde la época colonial. Para probar esto, analicemos un poco el Diseño Curricular Nacional de Educación Básica 2009 (DCN 2009). Al correr el buscador de palabras y frases en el Adobe Acrobat Reader sobre el documento, nos encontramos que las siguientes palabras religiosas se repiten una determinada cantidad de veces:

“Dios” 119 veces

“Jesús” 89 veces

“Jesucristo” 13 veces

“Cristo” 11 veces

Total 232

Ahora, si buscamos las palabras referentes a la razón, encontramos lo siguiente:

“Ciencia” 88 veces

“Razonamiento” 33 veces

“Pensamiento Crítico” 8 veces  

Total 129

La primera referencia religiosa se encuentra en la página 69 del DCN. Esta primera referencia habla de un “Testimonio de Vida” y un supuesto derecho del niño a encontrarse con Dios, un derecho que no existe. Lo que existe dentro de la ley y los tratados relacionados a los derechos del niño es que se tiene el derecho a profesar su religión. Pero los niños nacen sin religión, la religión se enseña y lo que está protegido es en realidad el derecho de los padres a inculcarle su religión a los hijos y que estos lo profesen, que tengan edad suficiente para entender lo que profesan es ya otro tema como veremos más adelante.

Como mencioné en una columna anterior, se viene dando, dentro del Ministerio de Educación y sus dependencias, una batalla por la mente y la vida de los peruanos, entre aquellos que quieren que la balanza se incline hacia la inteligencia, y los que luchan por preservar el Estatus Quo y que la balanza se siga inclinando hacia la religión. La batalla parece ser que ha sido perdida para los que luchan para que los peruanos seamos más inteligentes cuando vemos que, en la página 77 del DCN, el Ministerio de Educación tiene como uno de los principales objetivos que un niño de 1 año “Asocie la palabra niño Jesús a expresiones amorosas” y “Disfruta de melodías que mencionan a Jesús”. Es decir, si yo fuera un enfermo mental y le digo a algún niño o una niña de 2 o 3 años de la calle que mi nombre es Jesús y que suba a mi auto que le voy a dar “expresiones de amor”, estará programado por el Estado para creerme, y si veo que el niño duda, entonces le pongo una musiquita de fondo mismo Barney que tenga la palabra “Jesús” en ella y listo. Muchos me dirán que ellos no quieren decir eso, que se refieren a Jesús de Nazareth, el Mesías de los Cristianos que supuestamente vivió hace unos 2000 años atrás y murió por nuestros pecados y bla bla bla... pues traten de explicarle eso a un niño de 1 o 2 años, a ver si lo entiende, y si alguien lo intenta grabenlo en video para que se vuelva viral en Youtube junto con el video de aquel señor que intenta enseñar a su perro la teoría de la relatividad.

Este hipotético y para nada descabellado escenario que acabo de mencionar, no hace sino resaltar el papel absurdo que juega la religión dentro del DCN, y cómo la obsesión del Estado por el mismo está estancando en el subdesarrollo a un Perú que, por más TLC que firme y por más reservas internacionales haya acumulado, nunca saldrá de ahí, al menos que la reforma educativa cambie de rumbo alejandose de la religión y acercandose más a la razón. Mientras tanto, a seguir disfrutando de nuestras combis y transportes interprovinciales con sus stickers que dicen "Dios es mi copiloto", calcomanias que también se encuentran a granel en los transportes públicos de países como el Ghana, Nigeria y otros similares.